La defensa del destacamento de Asalto de Mieres y del cuartel de la Guardia Civil de Murias

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Categoría padre: Historia Guardia Civil
Categoría: REVOLUCION DE ASTURIAS - 1934
Publicado el Miércoles, 21 Septiembre 2016 20:18
Escrito por Antonio Mancera
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En Mieres los mineros cuentan con arsenales en abundancia. Desde hace ya tiempo, de una gran partida de fusiles procedentes de Alemania para ser fundidos, vienen sustrayendo piezas sueltas y armas enteras que irán arreglando. En la Casa del Pueblo se ha establecido el cuartel general de la revolución en la localidad.

Mieres a pesar de ser tener una gran población, no tiene puesto de la Guardia Civil, y solo posee un destacamento de Asalto; no obstante, hay dos poblaciones relativamente cerca que si disponen de puesto de la Guardia Civil, el de La Peña (Rebollada) y el de Murias.

El jefe revolucionario de Mieres es Arturo Vázquez, que dispone de mil trescientos mineros a sus órdenes. La acción comienza con una explosión que deja sin luz la población, se asalta en ese momento la armería del pueblo y la inspección de guardia municipal, las armas de esos dos puntos se entregan a los mineros. Un pelotón de Asalto y parte de la fuerza del puesto de Murias, quince hombres en total, tratan de impones orden, pero son atacados de forma masiva con dinamita, lo que les obliga a refugiarse en el Ayuntamiento. Cercados con varias bajas y sin apenas munición son obligados a rendirse. Los de Asalto han perdido a dos hombres y otros siete han resultado heridos. El sargento, único hombre que ha quedado ileso es obligado a mediar para que el resto del destacamento se entregue, desmoralizados tres guardias logran escapar y los demás se entregan.

En cuanto a los cinco guardias de Murias, al saber que el puesto de Rebollada está siendo atacado, acuden en su ayuda, pero cuando se acercan ven un resplandor, en la dirección en que se encuentra su propio puesto, que se corresponde con la voladura de este, por lo que deciden cambiar de dirección y volver a su puesto. A cien metros de Murias son atacados, uno de ellos resulta herido, cuando tratan de buscar un lugar donde parapetarse y repeler la agresión, y debido a la oscuridad se encuentran súbitamente rodeados de un grupo de mineros, por lo que tienen que abrirse paso a culatazos. Logrando resguardarse en una casa abandonada, donde residen mientras les quedan municiones. Hechos prisioneros son llevados a la Casa del Pueblo de Mieres.

Mientras esto sucede, sus compañeros, el sargento y tres guardias, del puesto de Murias continúan resistiendo. Una vez que uno de los guardias muere, el hijo del sargento de diecisiete años cubre su puesto; el muchacho muere horas después: A las diez de la mañana muere el sargento Salvador Martín Jiménez, aún así los agresores no lo creen y continúan con los ataques, para que cesen en los mismos, la esposa del sargento debe arrastrar el cadáver de su marido hasta el balcón del pabellón y mostrárselo, los dos hijos pequeños del sargento presencian la escena. La resistencia de estos cuatro hombres contra más cuatrocientos mineros, mejor pertrechados al disponer de dinamita y explosivos, ha durado más de ocho horas.

Antonio Mancera Cárdenas

Fuentes:

- Historia de la Guardia Civil - Francisco Aguado Sánchez

- La Guardia Civil Benemérita de España - Domingo Manfredi

- Sereno en el Peligro - Lorenzo Silva

- Revista Estudios Históricos de la Guardia Civil - Dirección General de la Guardia Civil

- Guardia Civil  -Honor Lealtad y Sacrificio- Un paseo por su Historia - Antonio Mancera Cárdenas