Guardias civiles asesinados por ETA
FEBRERO- Guardias civiles asesinados por ETA
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- Categoría padre: España bajo el terror de ETA
- Categoría: Guardias civiles asesinados por ETA
- Publicado el Domingo, 03 Julio 2016 23:30
- Escrito por Antonio Mancera
FEBRERO: Guardias civiles asesinados por la banda terrorista ETA
Alfredo Díez Marcos, José Gómez Martiñán, José Gómez Trillo, Antonio Marín Gamero, José Antonio Martínez Pérez-Castillo y Victorino Villamor González, guardias civiles asesinados por ETA el 1 de febrero de 1980
IN MEMORIAM
El 1 de febrero de 1980 fueron asesinados en Ispáster (Vizcaya) seis guardias civiles destinados en Lekeitio y Ondarroa, algunos de ellos muy jóvenes y recién salidos de la Academia de Valdemoro. Los seis agentes asesinados eran originarios de diferentes provincias españolas: ALFREDO DÍEZ MARCOS (de Zamora), JOSÉ GÓMEZ MARTIÑÁN (de Cádiz), JOSÉ GÓMEZ TRILLO (de Valencia), ANTONIO MARÍN GAMERO (de Badajoz), JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ PÉREZ-CASTILLO (de Almería) y VICTORINO VILLAMOR GONZÁLEZ (de Burgos).
Las víctimas eran miembros de un convoy formado por dos Land Rover de la Guardia Civil, con tres guardias civiles cada uno, y vehículos de la fábrica de armas Esperanza y Cia. en los que viajaban técnicos de la empresa y se transportaba el armamento. Varias veces a la semana el convoy hacía el recorrido entre Marquina y la playa de Laga, donde probaban, para su homologación, los morteros de la fábrica vizcaína. La misión de los guardias civiles era dar protección y escoltar a los trabajadores de la fábrica y el material que transportaban.
Aquel viernes 1 de febrero salieron en torno a las 7:30 horas de la fábrica Esperanza y Cia., en Marquina. La salida fue observada por varios terroristas que, adelantando al convoy, se reunieron con otros miembros de la banda en el kilómetro 53 de la carretera, en las cercanías de Ispáster. Hacia las 8:15, en una zona de curvas que obligó a reducir la velocidad, les tendieron la emboscada mortal. El primer vehículo, en el que viajaban los técnicos de la empresa, pasó sin ninguna incidencia, pero los dos Land Rover de la Guardia Civil fueron atacados con fusiles de asalto, metralletas y granadas de mano. Se hicieron más de un centenar de disparos. Para asegurarse de que ningún guardia civil sobrevivía, tras el ataque varios terroristas se acercaron a los vehículos y arrojaron una granada de mano en el interior del primer Land Rover. Cuando quisieron repetir lo mismo con el segundo, la granada hizo explosión antes de que los asesinos tuvieran tiempo de alejarse, por lo que dos de ellos (Gregorio Olabarría Bengoa y Javier Gorrotxategui Argote) resultaron gravemente heridos, falleciendo poco después.
Un número indeterminado de etarras (entre 8 y 11) participaron en el atentado de Ispáster. En 1984 la Audiencia Nacional condenó a Jaime Rementería Beotegui por su cooperación en las labores de ejecución del atentado. En prisión desde agosto de 1983, salió en libertad en enero de 2004. También fue condenado por proporcionar la información necesaria para cometer el atentado Francisco Esquisabel Echevarría. Detenido en octubre de 1980, salió en libertad en agosto de 2002, tras cumplir 22 años de prisión. Entre los etarras que presuntamente participaron se encontraba José Luis Ansola Larrañaga, alias Peio el Viejo, que fue puesto en libertad en junio de 1999 al ser absuelto por falta de pruebas y no tener otras causas pendientes. El fiscal jefe de la Audiencia, Eduardo Fungairiño, y la Asociación de Víctimas del Terrorismo, en cambio, solicitaron un total de 174 años de cárcel para Peio el Viejo en calidad de autor por cooperación necesaria de seis delitos de asesinato cometidos en el atentado de Ispáster. La sentencia recoge los hechos probados de las sentencias anteriores en las que se condenó por estos mismos hechos a otros etarras, y precisa que el grupo de etarras liberados (a sueldo de la organización) que intervinieron en la acción estaba integrado por Rekalde, Gregorio Olabarria y Francisco Javier Gorrotxategi, estos dos últimos fallecidos al estallarles sendas granadas de mano, y por otras personas todavía no juzgadas. Entre estas personas no juzgadas estaría Alfonso Echegaray Achirica, que fue deportado por Francia, primero a Ecuador (en julio de 1985) y posteriormente a Santo Tomé y Príncipe. En marzo de 2011 figuraba, junto a otros treinta y tres etarras, en la lista negra de terroristas que elabora y actualiza el Departamento de Estado de los EEUU.
Alfredo Díez Marcos, tenía 25 años. Estaba casado con y tenía un hijo de nueve meses.
José Gómez Martiñán, tenía 24 años cuando fue asesinado. Ingresó en la Guardia Civil el 9 de septiembre de 1978 y sólo pudo prestar dos años de servicio en el Cuerpo. Estaba casado y no tenía hijos.
José Gómez Trillo, tenía 30 años y estaba casado y tenía un hijo, el primero de los 35 huérfanos que ETA ha dejado en la Comunidad Valenciana.
Antonio Marín Gamero, tenía 27 años, estaba casado y tenía dos hijos. ETA nunca ha cometido un atentado en Extremadura, pero entre sus víctimas hay 53 extremeños, la mitad guardias civiles como Antonio, asesinados por la banda en atentados en el País Vasco, Cataluña y Madrid.
José Antonio Martínez Pérez-Castillo, tenía 26 años, los padres y un hermano menor del agente fallecido se desplazaron hasta Basauri donde tuvieron lugar los funerales presididos por el ministro de Interior. José Antonio estaba soltero y llevaba tres años en la Guardia Civil (se cumplieron el día de su asesinato).
Victorino Villamor González, estaba soltero y tenía 41 años cuando fue asesinado. A sus funerales celebrados el 3 de febrero se desplazó gente de toda la comarca del valle de Valdivielso.
Miguel Mateo Pastor, guardia civil asesinado por ETA el 2 de febrero de 1983
IN MEMORIAM
El 2 de febrero de 1983 la banda terrorista ETA asesina en Villafranca de Ordicia al guardia civil MIGUEL MATEO PASTOR. Fue la primera víctima mortal de ese año, que acabaría con 41 asesinados a manos de la banda. Además sería el año en el que comenzaron a sentarse las bases de la colaboración de Francia en la lucha contra ETA.
Sobre las 20:30 horas salieron del cuartel dos vehículos Talbot 150 de los GAR y tomaron un camino de tierra para ir a la carretera general. Cuando estaban muy cerca de ésta, a la altura del kilómetro 422,50 de la N-I, el vehículo más atrasado, en el que viajaba Miguel, recibió el impacto de una granada anticarro que afectó a la parte derecha y al techo del vehículo. Otra granada estalló a un lado del camino. Después de la explosión, los guardias civiles fueron ametrallados por los terroristas con subfusiles y escopetas. Los agentes contestaron al fuego y los asesinos huyeron por el monte. Al parecer, el ataque se realizó desde una ladera del monte Oiango.
Miguel Mateo Pastor y sus compañeros, Custodio Contreras de la Rosa y José Bueno Fernández, fueron trasladados al Hospital de la Cruz Roja de San Sebastián gravemente heridos. Miguel murió al poco de ingresar en el hospital, con neumotórax abierto, impactos de bala en la espalda y metralla en todo el cuerpo.
Custodio Contreras de la Rosa, tenía 30 años, estaba casado con dos hijos. Recibió disparos en el abdomen, brazo derecho y pierna izquierda. La gravedad de las heridas le dejó incapacitado y tuvo que abandonar el servicio activo.
José Bueno Fernández, tenía 22 años y estaba soltero. También resultó gravemente herido, con impactos de bala en cráneo y otras partes del cuerpo. Doce años más tarde, el 22 de septiembre de 1995, José murió en acto de servicio.
Los tres guardias civiles pertenecían a la UAR (Unidad de Acción Rural) de la Guardia Civil y prestaban sus servicios en Tolosa.
Al producirse el atentado, Garaicoechea estaba inmerso en una "mesa por la paz", una ronda de conversaciones abierta con las diferentes formaciones políticas, incluida Herri Batasuna.
Por este atentado fue condenado en 1997 José Miguel Latasa Guetaria, alias Fermín, acusado de proporcionar a la banda asesina la información sobre los movimientos de los vehículos de la Guardia Civil, esencial para cometer el atentado. En el año 2000 fue condenado como responsable de haber ordenado el atentado Juan Lorenzo Lasa Mitxelena. Finalmente, en el año 2003 la Audiencia Nacional condenó a Pedro José Picabea Ugalde a 30 años por el asesinato de Miguel Mateo y a dos penas de 22 años de prisión mayor por los asesinatos frustrados de Custodio Contreras y José Bueno. Al parecer, también participó en el atentado José Miguel Bustinza Yurrebaso, alias Iván, que no pudo ser juzgado pues falleció en septiembre de 1997 en Bilbao en un enfrentamiento con la Guardia Civil.
Miguel Mateo Pastor pertenecía a una familia con antecedentes militares. Tenía 24 años y estaba soltero.
Jose Díez Pérez, guardia civil asesinado por ETA, el 3 de febero de 1979
IN MEMORIAM
El 3 de febrero de 1979 la banda terrorista ETA asesina en Andoain (Guipúzcoa) al guardia civil JOSÉ DÍEZ PÉREZ. En el atentado resultaron heridos de gravedad sus compañeros Miguel Madariaga Lope y Antonio Piqueras.
En torno a las 20:00 horas de ese día tres miembros de la banda terrorista, apostados frente al cuartel de la Guardia Civil del barrio de Bazcargo en Andoain, abrieron fuego con metralletas contra un grupo de agentes que se encontraba en la puerta del recinto. Tras tirotearlos, huyeron del lugar en un Peugeot 504 que habían robado previamente. No pudieron ser capturados pese a los intensos controles establecidos por las fuerzas de seguridad nada más producirse el atentado. Dos días después, el 5 de febrero, ETA militar asumió su responsabilidad en este atentado mediante un comunicado que hizo llegar a varios medios de comunicación.
Tres guardias civiles resultaron alcanzados por las balas. José Díez Pérez, el más grave, fue trasladado por sus compañeros a la Policlínica de San Sebastián, donde falleció poco después. El teniente Miguel Madariaga Lope, zaragozano de 30 años, resultó gravemente herido, aunque logró salvar la vida. Un tercer guardia civil, Antonio Piqueras, natural de Albacete, sufrió lesiones menores, aunque el atentado le dejó graves secuelas psicológicas y tuvo que abandonar el servicio activo. Antonio estaba casado y tenía un hijo.
El domingo 4 de febrero se celebró el funeral por el alma de José Díez Pérez en la capilla del Hospital Militar, junto con el de Esteban Sáez Gómez, también guardia civil, que falleció ese día al no poder superar las graves heridas que sufrió en el atentado sufrido el 29 de enero de 1979. Familiares, amigos y numerosos compañeros de las víctimas, así como los gobernadores civil y militar de Guipúzcoa, asistieron a los funerales de cuerpo presente. Tras el mismo, y cuando los féretros eran introducidos en furgones para ser inhumados en sus lugares de nacimiento, se cantó el himno de la Guardia Civil y se profirieron gritos de "Viva España", "Viva la Guardia Civil" y "Muera ETA". Parecida escena se vivió al día siguiente, 5 de febrero, durante el entierro en Córdoba, donde los gritos de "ETA asesina" se acompañaron de proclamas contra Adolfo Suárez por traidor.
José Díez Pérez tenía 25 años y estaba soltero.
Esteban Sáez Gómez, guardia civil asesinado por ETA el 4 de febrero de 1979
IN MEMORIAM
El 4 de febrero de 1979 fallecía el agente de la Guardia Civil ESTEBAN SÁEZ GÓMEZ como consecuencia de las graves heridas que sufrió en el atentado que la banda terrorista ETA cometió contra un convoy de la Guardia Civil en Tolosa (Guipúzcoa) el 29 de enero de ese mismo año.
Esteban Sáez Gómez formaba parte de un convoy de dos Land Rover con agentes de la Guardia Civil que custodiaba un camión cargado con 200 Kg de dinamita. En torno a las 8:20 horas de la mañana, miembros de la banda terrorista activaron una carga explosiva cuando el segundo Land Rover se hallaba a la altura del artefacto.
La técnica utilizada en esta ocasión no fue distinta de la empleada en otros atentados similares llevados a cabo por ETA. Una vez más la carga había sido conectada a unos cables lo suficientemente largos como para que los asesinos situados en el extremo tuviesen posibilidades razonables de emprender la huida con éxito. La fuerte onda expansiva alcanzó la parte derecha del Land Rover y el techo del vehículo fue arrancado de cuajo. Prácticamente la totalidad de los vecinos de la localidad pudieron oír la explosión.
Nada más producirse la explosión, los miembros de ETA ametrallaron el vehículo atacado, pero los agentes que iban en el primer coche repelieron el ataque provocando la huida de los pistoleros monte a través, uno en dirección a Ibarra y otro hacia la zona de Prado Pequeño de Igarondo.
Como ya ocurrió en el atentado de Azpeitia del 13 de enero, los etarras dejaron un segundo artefacto escondido para intentar asesinar a más guardias civiles. Este segundo artefacto, compuesto por 10 Kg de Goma 2 y metralla, fue desactivado por un equipo de artificieros de la Guardia Civil. El atentado podría haber sido aún mayor si hubiesen explotado los cientos de kilos de dinamita que transportaba el camión al que daban escolta los guardias civiles.
El estado de Esteban Sáez, con fractura de cráneo y shock traumático, fue calificado de gravísimo por los médicos que lo atendieron en la Clinica San Cosme y San Damián de Tolosa. Tras varios días debatiéndose entre la vida y la muerte, falleció el 4 de febrero a las 2:30 horas.
También resultaron heridos sus compañeros Manuel Ruiz Ligero, Ildefonso Sánchez Amil y Fernando Navarro. Manuel Ruiz Ligero, de 30 años, era natural de Socuéllamos (Ciudad Real), casado y con 4 hijos. Tardó tres años y siete meses en curar sus heridas (desgarro del ojo derecho y contusiones múltiples), aunque le quedó como secuela una reacción depresivo neurótica. Ildefonso Sánchez Amil, tenía 26 años y era natural de Melilla (en otras fuentes dicen que era de Adamuz, Córdoba) tardó seis meses en recuperarse de sus heridas (fractura escapular derecha y contusiones múltiples). Fernando Navarro, también herido, tenía 24 años.
El funeral por Esteban Sáez se celebró el 4 de febrero en la capilla del Hospital Militar, junto al del también guardia civil José Díaz Pérez, asesinado el día anterior en la puerta del cuartel de Andoain.
Por este atentado fueron condenados en 1991 Pedro Juan Odriozola Aguirre y Ángel Hernández Tiemblo a 25 años de reclusión mayor, además de a indemnizar a la familia de Esteban y a sus compañeros Manuel e Ildefonso.
Esteban Sáez Gómez era natural de Galinduste (Salamanca). Tenía 33 años, estaba casado y tenía un hijo.
Benjamín Fernández Fernández, guardia civil asesinado por ETA el 16 de febrero de 1982
IN MEMORIAM
Benjamín Fernández Fernández solía pasear todos los días con un par de amigos por la Parte Vieja de San Sebastián. Aquel martes, hacia las 14:30 horas, miembros del grupo Donosti de ETA dispararon por la espalda a quemarropa contra el ex guardia civil. Sucedió frente a las escalinatas de la iglesia de Santa María, en pleno centro de San Sebastián. Eduardo Pablos Vilanova, uno de los amigos que lo acompañaba, resultó herido en un tobillo.
Por este asesinato fueron condenados Jesús María Zabarte Arregui (en 1985) y Juan José Iradi Lizarazu (en 1988). Zabarte, el carnicero de Mondragón, es uno de los terroristas más sanguinarios de ETA. Nacido en 1945, entró en la banda asesina en 1967 con 21 años, captado por Domingo Iturbe Abasolo, Txomin. Fue encarcelado y salió libre con la amnistía de 1977. Pero nunca se redimió: su sangrienta trayectoria se resume en su participación en 20 atentados y 17 asesinatos, entre ellos el de Benjamín Fernández.
Su detención se produjo en la madrugada del 15 de junio de 1984. Zabarte estaba escondido en un piso de la familia Miner en el casco viejo de Hernani. El asesino dormía con dos fusiles AK-47 y 2.500 cartuchos junto a dos miembros del grupo Donosti que él lideraba: Juan Luis Lecuona Elorriaga y Agustín Arregui Perurena. La Guardia Civil entró por sorpresa en el piso y detuvo a Zabarte, pero los otros dos etarras se hicieron fuertes con la munición acumulada. Fueron conminados por Zabarte a rendirse, pero se negaron. El caso se hizo célebre porque los guardias civiles salvaron en el tiroteo, que acabó con la vida de Lecuona y Arregui, al niño Imanol Miner, de ocho años, que posteriormente ingresó en ETA, donde hizo "carrera" atesorando también un sangriento historial.
Zabarte, el carnicero de Mondragón, acumula condenas por 615 años y en 2008, con 63 años, seguía en la cárcel de Huelva. Es uno de los presos más antiguos de ETA: en ese momento llevaba 24 años seguidos en la cárcel. Su salida de prisión está prevista para 2015.
Benjamín Fernández Fernández de 61 años, estaba casado y tenía una hija. Benjamín, agente retirado de la Guardia Civil, trabajaba desde doce años antes de ser asesinado como conserje en la Delegación del Ministerio de Educación de San Sebastián.
José Fragoso Martín, guardia civil asesinado por ETA el 16 de febrero de 1982
IN MEMORIAM
Apenas tres horas después del asesinato de Benjamín Fernández, el cuerpo del guardia civil José Fragoso Martín fue encontrado en su coche con un disparo en la cabeza. El atentado se produjo sobre las 19:00 horas cuando José paró su automóvil, un Seat 127, cerca de su domicilio situado en un bloque aislado del barrio de Larzábal en Oyarzun. En ese momento, varios terroristas se aproximaron y le dispararon a través de la ventanilla del vehículo, alcanzándole en la nuca y causándole la muerte en el acto. En las inmediaciones fueron encontrados tres casquillos de bala. El atentado lo cometió, al parecer, el mismo grupo Donosti que había asesinado a Benjamín Fernández tres horas antes. Sin embargo, Jesús María Zabarte Arregui no ha reconocido este asesinato.
José Fragoso Martín había nacido en la localidad de Larache (Marruecos). Ingresó en la Guardia Civil en 1975 y, en el momento de su asesinato, estaba destinado en el Servicio Fiscal del Puerto de Pasajes. Tenía 35 años, estaba casado y dejaba huérfanos a cuatro niños.
Jose San Martin Breton, guardia civil asesinado por ETA el 25 de febrero de 1992
IN MEMORIAM
A las tres menos veinte del 25 de febrero de 1992 ETA asesinaba al guardia civil JOSÉ SAN MARTÍN BRETÓN cuando se dirigía a su domicilio en la casa cuartel de Algorta, del municipio vizcaíno de Guecho. Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias Gadafi, le disparó un tiro en la cabeza y después lo remató en el suelo. Iba acompañado por Javier Martínez Izaguirre, también integrante del grupo Vizcaya de ETA. Al menos dos testigos presenciales coincidieron en afirmar que, tras el asesinato, uno de los etarras gritó "¡Gora ETA!".
El etarra que les pasó la información sobre los movimientos de la víctima fue José Manuel Fernández Pérez de Nanclares. Éste solía coincidir en el tren con la víctima cuando ambos se desplazaban a su trabajo desde Guecho a Bilbao. Además, tras el atentado, los etarras se refugiaron en el domicilio del propio Fernández Pérez de Nanclares y de su esposa, María Ángeles Pérez del Río.
El atentado se produjo a unos 200 metros de la casa cuartel. Segundos después, los asesinos se introdujeron en un vehículo y huyeron del lugar, abandonando el coche en una calle cercana. El Gobierno Civil atribuyó el atentado a los dos liberados del grupo Vizcaya de ETA que aún permanecían en activo.
Los terroristas abandonaron el vehículo cerca de la plaza donde asesinaron a José. Posteriormente fue inspeccionado por equipos de desactivación de explosivos del Cuerpo Nacional de Policía para comprobar si contenía algún artefacto, aunque no hallaron nada.
Pasadas las 15:45 horas, la jueza que se desplazó a la plaza de Villamonte para instruir las primeras diligencias ordenó el levantamiento del cadáver. En el lugar donde cayó el cuerpo del guardia civil había un enorme charco de sangre.
Javier Martínez Izaguirre fue condenado por este asesinato en 1995 y Juan Carlos Iglesias Chouzas, Gadafi, en 2007. También en 1995 fueron condenados como cómplices José Manuel Fernández Pérez de Nanclares y su esposa, María Ángeles Pérez del Río.
Desde enero de 2010 José Manuel Fernández Pérez de Nanclares gozaba de un régimen de semilibertad pocos meses después de haber rechazado la violencia. La medida se vio confirmada el 10 de febrero de 2012, cuando el Ministerio de Interior concedió a José Manuel Fernández Pérez de Nanclares el tercer grado penitenciario, lo que supone un régimen de semilibertad que le permitiría salir diariamente del centro penitenciario en el que cumple condena con la única obligación de ir a prisión a dormir. El etarra había sido condenado a un total de 41 años de cárcel como colaborador del grupo Vizcaya de ETA, condena que, gracias a la aplicación de la doctrina Parot, estaba cumpliendo en la prisión de Basauri. La medida supone la confirmación de la apuesta del ministro de Interior del Partido Popular, Jorge Fernández Díaz, por impulsar la llamada Vía Nanclares. Según el Ministerio de Interior, el asesino de la banda estaba completamente desvinculado de la organización terrorista y habría cumplido con los requisitos para obtener el tercer grado. Así lo manifestó en un comunicado remitido a los medios de comunicación en el que se señalaba que Fernández Pérez de Nanclares había "dado muestras de una evolución positiva cumpliendo las exigencias legales establecidas en la legislación penitenciaria, entre ellas: la desvinculación de la organización terrorista, la petición de perdón expreso a las víctimas y la disposición a la reparación del daño". Sin embargo, fuentes cercanas a la familia del agente asesinado aseguraron al diario El Mundo que ni el etarra ni nadie de su entorno se habían puesto en contacto con ellos para pedirles perdón (El Mundo 11/02/2012).
Por su parte, la mujer de Fernández Pérez de Nanclares, la etarra María Ángeles Pérez del Río, obtuvo el tercer grado en enero de 2003, que le fue concedido por la juez Ruth Alonso contra el criterio de la Junta de Tratamiento Penitenciario de Martutene.
José San Martín Bretón tenía 49 años cuando fue asesinado y llevaba quince destinado en el País Vasco. Trabajaba en las oficinas de la Comandancia de la Guardia Civil en La Salve (Bilbao). Estaba casado y tenía dos hijos, uno de ellos, guardia civil; el otro hijo, estaba en Cádiz cumpliendo el servicio militar en el momento del atentado. Su mujer, delicada del corazón, tuvo que ser ingresada cuando supo lo que había pasado.
En septiembre de 2009 contó al digital soitu.es cómo fue su vida desde entonces. Para la esposa de José, la "alegría se perdió aquel fatídico martes. Se terminaron las Navidades, los cumpleaños, la alegría de las bodas de mis hijos o de las comuniones de las nietas...".
Un año después del asesinato de José se plantó en el Ministerio para pedirle a José Luis Corcuera que hiciese algo ante su delicada situación. Hacía un año que no recibía ningún ingreso ni cobraba ninguna pensión de viudedad. La conversación con el ministro fue tan tensa que la mujer sufrió ahí mismo un infarto:
"Allí apareció una doctora, que curiosamente era paisana de Ezcaray, y que recriminó con dureza la actitud del ministro: "ETA les mata a los maridos y tú, las rematas". Así que imagino que no fui la primera a la que trató así.
Fernando, el hijo mayor, se enteró del asesinato de su padre viendo la televisión mientras hacía guardia en el cuartel —"tuvo que dejar el Cuerpo al caer en una depresión"—; y el pequeño, Luis, viajó engañado desde Cádiz, donde se acababa de alistar en la Armada, y delante de los periodistas apostados en el domicilio familiar, le comunicaron la triste noticia.
La obsesión de los dos fue verle, incluso Luis se encaró con un superior para que le abrieran el ataúd y poder besarle. Yo, en cambio, como estaba tan malita del corazón, me quedé sin poder despedirme.
La familia no permaneció mucho tiempo en Guecho, porque les dijeron que su hijo Luis había aparecido en unos papeles de ETA como posible objetivo. Así que decidieron irse a Logroño. Y termina la entrevista en soitu.es diciendo:
El perdón es imposible. ¿Qué consiguieron matando a José San Martín Bretón? Nada. Ni la liberación de ningún pueblo oprimido, ni la construcción de una Euskadi independiente... Sólo dejar una familia totalmente destrozada, a unos hijos sin el cariño de su padre y a una mujer sola, muy enferma y más débil de lo que estaba."
Himno Guardia Civil