La Jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil ha encargado a la empresa especializada ‘Stock RC FPV’ el suministro de cuatro drones por casi 200.000 euros para mejorar su servicio de control de los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla.

En concreto a la ciudad de Ceuta se le asignarán dos de estos drones, uno del que hará uso la Comandancia y otro que utilizarán las unidades GRS destinadas aquí. Los otros dos aparatos serán asignados a la ciudad de Melilla en iguales condiciones.

Los aparatos, cuyo coste unitario rozará los 50.000 euros, están equipados con tecnología de última generación que incluye cámaras térmicas. Su adquisición se empezó a tramitar por la vía de emergencia a finales del pasado mes de noviembre con el propósito de “mejorar el servicio de vigilancia” que presta la Benemérita en los dobles vallados que separan Ceuta y Melilla de Marruecos.

El plazo de ejecución para el suministro de los aparatos comprados es de 30 días. La compañía adjudicataria es el único centro autorizado en España por el fabricante chino DJI, líder a nivel mundial en el sector.

La directora general del Instituto Armado, María Gámez, anunció hace un año que uno de los objetivos que se había marcado en materia de material móvil, armamento y equipamiento policial para la Guardia Civil pasaba por dotar a cada comandancia con al menos un dron.

El Gobierno adelantó el pasado verano que prevé comprar 25 para la Benemérita este año, otros tantos en 2023 e idéntica cantidad en 2024.

Los sistemas de alarmas no son lo efectivos que debieran tal y como denunció la propia AEGC a este periódico, por lo que se ha mermado de manera importante la rapidez en la reacción cuando se produce un intento de entrada irregular en grupo de personas. Los avisos de las cámaras térmicas y la colaboración de las fuerzas marroquíes son hoy por hoy determinantes en cualquier control sobre una avalancha masiva.

Según la Guardia Civil, dadas las numerosas competencias atribuidas al Instituto Armado el uso de aeronaves no tripuladas “se emplea cada vez más para multitud de escenarios, permitiendo realizar aquellos cometidos encomendados de una manera más especializada y eficiente”. En ese contexto, “el acceso visual en remoto a lugares de gran dificultad, así como la disminución del riesgo personal para determinadas circunstancias, y el ahorro de costes respecto a la aviación tradicional, hacen de los drones una herramienta de gran importancia en el uso policial”.

En el actual marco de seguridad se está produciendo una rápida expansión en el empleo de ese tipo de aparatos, hecho que está suponiendo “una importante mejora” de las capacidades operativas en la Benemérita, permitiendo ampliar las actuales capacidades de vigilancia aérea que se vienen realizando con otros medios (helicópteros y aviones)”.

Mediante el empleo de los mismos se llevan a cabo, se coordinan o complementan muchas de las misiones realizadas actualmente con otros medios aéreos (fotografía, vigilancia, observación y patrulla, filmación y publicidad aérea, lucha contra incendios, prevención y control de emergencia, seguridad en grandes eventos, búsqueda y salvamento de desaparecidos, vigilancia forestal o de explotaciones agrícolas y ganaderas, etcétera).

A la vez, se pueden complementar las capacidades de vigilancia de sistemas no tripulados actualmente utilizados por algunas unidades operativas.

La Guardia Civil disponía hasta mediados del año pasado de 81 drones, número que prevé casi duplicar en tres años.